Como ya hemos ido adelantando en artículos anteriores, es fundamental inculcar a los niños la importancia que tiene mantener una óptima higiene bucodental. Adoptando unos hábitos saludables reduciremos en un alto porcentaje el riesgo de cualquier enfermedad bucodental.
No obstante, muchas de las patologías que pueden sufrir nuestros hijos también pueden tener un componente genético.
El problema más común y que más afecta a la mayoría de nuestros niños y niñas, es la aparición de las caries. Las caries aparecen debido al alto consumo de azúcares, es decir, si nuestros hijos ingieren mucha cantidad de chuches, dulces, refrescos… las bacterias de nuestra boca atacan convirtiendo ese azúcar en ácido. Éste es el enemigo principal del esmalte de nuestros dientes. Con el tiempo la saliva neutraliza este ácido pero si el niño continúa con la ingesta periódica de azúcar, los dientes estarán expuestos a más ácido y más a menudo, por lo que da lugar a las caries.
Para evitar las caries recomendamos reducir el consumo de azúcar y cepillarse los dientes con una pasta rica en flúor ya que favorece la remineralización de los dientes, es decir, previenen la formación de agujeros al reponer los minerales que pierde el esmalte.
Otro de los problemas más comunes que afecta a los niños, dentalmente hablando, es la erosión ácida o desgaste del esmalte. Se produce cuando nuestros hijos beben demasiadas bebidas ácidas como puede ser zumos o refrescos. El riesgo es mayor si lo toman con biberón.
Aunque puede parecer lo mismo que la caries, el mecanismo es distinto, ya que no se centra en un solo punto de diente como en el caso de la caries, sino que afecta a toda la superficie del diente a la vez, llegando incluso a desaparecer toda la superficie protectora del esmalte. Una de las consecuencias que puede acarrear es que los dientes se vuelven más sensibles a la aparición de caries.
Para evitarlo es importante verter sólo agua y leche en los biberones, diluir el zumo de frutas en agua y dar éste con una pajita. Limite estas bebidas solo al momento de la comida.
La inflamación de la encía o gingivitis es una de las causas que más provoca la visita del niño al dentista. Si el cepillado de los dientes no se hace correctamente, pueden acumularse restos de placa dando lugar al sarro. Una vez el sarro se ha instalado en los dientes, es necesaria una limpieza bucal para eliminarlo ya que con el cepillado diario no se conseguiría. Mantener controlada la placa es muy importante porque de no hacerlo, puede que las encías puedan inflamarse llegando a sangrar simplemente al tacto.
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