En post anteriores comentábamos la importancia de nuestra boca como uno de los mejores indicadores de que algo está ocurriendo en nuestro organismo.
La disgeusia es una modificación del sentido del gusto que genera sabor metálico en la boca. Puede presentarse en algún momento de la vida o experimentarse de manera crónica.
En el artículo de hoy hablaremos sobre las posibles causas que pueden originar por qué nuestra boca nos sabe a metal.
Uno de las principales causas que da lugar a esa sensación rara en nuestra boca, radica en una incorrecta higiene bucodental. La falta de una exhaustiva limpieza diaria puede provocar la aparición de algunas enfermedades en nuestras encías como la gingivitis lo que puede provocar la aparición de la disgeusia. No hay de qué preocuparse ya que tras una visita a su dentista de confianza y una limpieza concienzuda de nuestros dientes y encías, ese sabor acabará por desaparecer.
Otra de las causas muy comunes que pueden alterar nuestro sentido del gusto y conllevar a sentir que tenemos un hierro en la boca es el embarazo. Las hormonas a veces juegan una mala pasada provocando en las mujeres embarazadas un cambio en su sentido del gusto haciéndoles llegar a notar sabores extraños, entre ellos el metálico.
Las personas que tienen una medicación diaria pueden notar, además de mucha sequedad en la boca, un cambio en sus papilas gustativas dando lugar a este peculiar sabor.
Al principio de este post indicábamos que la boca nos advierte de otras complicaciones que nuestro organismo pueda estar sufriendo, ejemplo de ello puede estar relacionado con posibles alergias o intoxicaciones especialmente de pescados como el atún o la caballa, puede provocar que sintamos un fuerte sabor metálico en nuestra boca.
Muchas personas que son tratados con quimioterapia o radioterapia para combatir algún cáncer refieren un regusto metálico entre los síntomas del tratamiento, así como reducción del apetito.
Las infecciones respiratorias de las vías altas, catarros y sinusitis cambian el sentido del gusto. Esto es temporal y suele terminar cuando se supera la infección.
Las personas que trabajan en ciertas industrias pueden enfrentarse a este problema. La inhalación y/o exposición prolongada de ciertos químicos como el mercurio o el plomo, pueden resultar en ese característico sabor metálico en la boca.
Si en algún momento experimenta este gusto a metal en la boca lo mejor es consultar con su dentista. Su especialista será el único que puede determinar si se trata de una enfermedad o trastorno grave.