EL REFRIADO Y CEPILLO DE DIENTES

Con el descenso de las temperaturas, la ola de frío que nos acecha y que se resiste a marcharse, además de las bajas temperaturas acompañadas de nieve, nos han traído de regalo unos fantásticos “bichitos” causantes de los resfriados, gripes, dolores de garganta, mocos y todas estas dolencias tan típicas del otoño y el invierno.
Si eres uno de los que por desgracia les ha tocado pasar unos días en casita a causa de este mal estar, le aconsejamos que cambie de cepillo de dientes y no espere a los 3 meses que se recomienda para cambiarlo. ¿Porqué? Pensaréis. Muchas de estas enfermedades son trasmitidas a través de nuestra boca llegando así a contagiar a través de los mocos o de nuestra saliva a los que están a nuestro alrededor. Siempre se aconseja que nos limpiemos bien las manos, que utilicemos la manga en lugar de la mano para taparnos al estornudar o toser, para prevenir el contagio a otras personas de nuestro resfriado. Precisamente por este motivo recomendamos cambiar de cepillo de dientes una vez hayamos pasado el virus responsable de nuestro malestar. Ya que es muy probable que esté contaminado por el virus o bacterias que nosotros teníamos. Además, si ese cepillo de dientes está en contacto con otros, sería recomendable que todos fueran sustituidos por unos nuevos ya que debido al contacto, éstos también pueden tener presencia de las bacterias que originan las diferentes molestias, tales como mocos, dolor de garganta, tos, etcétera.
En este sentido, el capuchón protector del cepillo cobra importancia ya que gracias a él además de proteger a nuestro cepillo de posibles agentes externos como polvo, insectos, salpicaduras… le estamos protegiendo del contacto con otros cepillos que pueden estar contaminados y de esta manera evitamos contagio de diferentes enfermedades. Al Igual que mantenemos limpio nuestro cepillo, es importante que su protector también lo esté. Para ello simplemente recomendamos limpiar con abundante agua y así eliminar cualquier huésped no deseado.